Editorial de nuestra presidenta

Editorial de nuestra presidenta

En este día internacional de la música, además de saludar a todas las personas que son parte nuestro gremio, quisiera compartir algunas reflexiones; con ello invitarles a repensar el lugar de la música en nuestras sociedades, nuestro lugar como trabajadoras y trabajadores de las artes y siempre recordar que Audem es el espacio de pertenencia de quienes nos sentimos parte de este colectivo.

Si estuviéramos de acuerdo en que la música, no es mero entretenimiento y en su dimensión artística, es un vehículo expresivo y comunicativo, cargado de significados, una forma de expresión social y un acto político y humano; que cada sonido, cada composición, cada interpretación, refleja el lugar que el sujeto —quien crea, quien escucha, quien interpreta— ocupa en la sociedad: su origen, su recorrido, sus aspiraciones, su conocimiento, su contexto y su capital simbólico, tal vez, en nuestro accionar profesional, pudiéramos reivindicar el valor integral de la música, no solo como producto cultural, sino como espacio de construcción de ciudadanía, de identidad, de memoria y de pensamiento crítico.

Frente a un modelo que favorece la mercantilización de la cultura y privilegia determinadas gestiones empresariales, marquemos la diferencia, con la dignificación del trabajo musical en todas sus dimensiones:

Por una calidad musical entendida de manera amplia, contextual y no sujeta únicamente a criterios comerciales.

Por el respeto pleno a los derechos laborales de las y los profesionales de la música, las compositoras y compositores, intérpretes, docentes, investigadoras e investigadores, luthiers, y los oficios conexos.

Por una distribución justa de los recursos y apoyos, que equilibre las ventajas excesivas otorgadas a ciertas industrias frente a las necesidades reales del sector musical.

Por una educación musical que forme personas libres, críticas y creativas, y que favorezca la profesionalización de nuestro sector.

Por el reconocimiento del conocimiento generado desde la investigación musical, y su incorporación activa en las políticas públicas.

Por la independencia artística, el respeto a las trayectorias profesionales y la valoración del trabajo creativo como bien social.

No hay ciudadanía plena sin acceso a la cultura. No hay cultura viva sin respeto a quienes la hacen posible.

Trabajemos por un ecosistema musical más justo, más libre y más consciente.

Solo así será posible una música que transforme, que construya comunidad y que abra caminos hacia una sociedad más democrática, equitativa y sensible.

Adriana Santos Melgarejo
Presidenta

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